Introducción
Encontrarle la vuelta

Encontrarle la vuelta

Medidos en tiempos históricos, 20 años pueden parecer poca cosa. Para una compañía biotecnológica de Rosario que nacida al son de las cacerolas de 2001 cotiza hoy su principal negocio en Nasdaq y va camino a transformarse en el próximo unicornio argentino –y que más de una vez supo mutar su modelo de negocio; y que innovó en todos los ámbitos en los que le fue posible innovar, metiéndose con las tecnologías más sorprendentes- dos décadas lucen como una eternidad.

La historia de Bioceres resulta interesante por varias razones, empezando por las actividades a las que el grupo empresario se dedica: desarrolla tecnologías para una agricultura neutra en carbono, así como soluciones biológicas para nutrir cultivos y tratar semillas disminuyendo el uso de agroquímicos; creó el único evento biotecnológico disponible hoy en el mundo para tolerancia a sequía y salinidad en soja y trigo; busca cosechar proteínas de carne, leche y huevo a partir de plantas modificadas; usa el rastrojo de trigo para reemplazar materiales de construcción tradicional; transforma residuos en energía; construyó la primera fábrica del mundo de quimosina vegetal; ofrece servicios de diagnóstico genómico como parte
de su apuesta por la medicina de precisión; diseña soluciones para terceros que quieran abordar los más diversos proyectos biotecnológicos y acaba de lanzar un fondo de inversión para crear en la próxima década 500 startups de base científico tecnológica. De cara al mundo que viene, Bioceres tiene un futuro inmenso. Una plataforma que articula múltiples empresas en las que las llamadas “ciencias de la vida” son el paraguas bajo el que se conciben los biomateriales, los alimentos funcionales, las proteínas alternativas y la medicina regenerativa, todo ligado a la “biología conectada” que aparece junto a la posibilidad de procesar datos en forma masiva.

Desde sus inicios la meta del proyecto tuvo que ver con capturar conocimiento para sumarle innovación y convertirlo en algo realmente disruptivo. Innovación en principio científica y tecnológica, pero también empresarial, comunicacional y organizacional, y esa es otra de las facetas que al estudiar la trayectoria de Bioceres se descubre como relevante: la de una empresa que fue capaz de llevar adelante asociaciones estratégicas que no siempre resultan fáciles de detectar, generar nuevos modelos de negocio a partir del fracaso e ir en ese camino adquiriendo capacidades. Si hay una constante en estas dos décadas de Bioceres es la creatividad y una llamativa audacia para ante cualquier dificultad, encontrarle la vuelta.

La que se narra en las páginas que siguen es una historia claramente parcial: está contada a partir del testimonio de sus protagonistas, amigos y quienes de alguna forma fueron parte de ella. Un ejercicio que no obstante ayuda a entender la sucesión de etapas tan diferentes, el trasfondo del agitado nacimiento, cómo llegó hasta dónde lo hizo, por qué está hoy en boca de todos y con qué ojos podría entreverse el porvenir de una compañía que hoy tiene más de 400 accionistas, cerca de 700 empleados, más de 200 millones de dólares de facturación, 200 patentes y presencia en más de 30 países en forma directa y asociada. Este libro pretende dejar registro de 20 años tan ricos como complicados, a la vez que trazar algunas líneas para que en el mejor foro posible florezcan todos los debates que deban darse, porque no es solo legítimo sino imprescindible que como sociedad discutamos qué queremos producir, cuánto, dónde y en qué condiciones.

Desde Rosario y para el mundo, la de los primeros 20 años de
Bioceres es una historia para que conozcan todos.

CLAUDIO DUNAN: Director de Estrategia en Bioceres. Conversación vía zoom, abril de 2021: «BIOCERES FUE EXPANDIENDO el número de industrias en las que actúa y eso evolucionó tanto de la mano de las nuevas demandas de la sociedad como de las capacidades científicas y tecnológicas que la empresa fue capaz de adquirir. Pienso en cuestiones como los biomateriales, o la oportunidad de cambiar la alimentación proteica en el mundo: hablamos de demandas que fueron tomando forma en las últimas décadas, y si una empresa tiene el conocimiento para darles respuesta, encuentra entonces que su portafolio se amplía. En la medida que esas industrias empiecen a crecer a una tasa más rápida, el impacto de Bioceres va a ser todavía mayor”.

IVÁN ORDÓÑEZ: Economista especializado en agronegocios e hijo de Héctor Ordóñez, socio fundador de Bioceres. En “Chacareros con microscopios, la historia de Bioceres”, artículo en la revista Seúl, mayo de 2021, disponible en https://seul.ar/bioceres/: «LA HISTORIA DE BIOCERES es importante por muchas razones. Dos de las que más me interesa contar son su éxito para unir a la ciencia con la producción (y, al mismo tiempo, lo público con lo privado) y su éxito para juntar la producción agropecuaria, donde la Argentina es un líder global, con la economía del conocimiento, donde también tenemos una gran oportunidad y es el segmento de la producción de valor más dinámico del capitalismo global. Si tuviéramos diez Bioceres seríamos otro país”.

GUSTAVO GROBOCOPATEL: Socio fundador y primer presidente de Bioceres. Conversación vía zoom, abril de 2021: «BIOCERES ES UNA COMPAÑÍA que está para facilitar el desarrollo de negocios basados en la bioeconomía. Es decir, basados en la fotosíntesis. No importa tanto el ámbito: puede ser producir alimentos, puede ser producir medicina, puede ser producir viviendas, puede ser producir energía. La bioeconomía prácticamente abarca casi todas las cosas. Salvo el entretenimiento, uno puede comer, vestirse y vivir de la bioeconomía. La idea de usar a las plantas como ‘fábricas’ -no solo de alimentos sino de enzimas, de proteínas, de productos industriales- me resulta sumamente interesante. Es el concepto del vegetal como una planta industrial que no emite dióxido de carbono sino que lo consume, y que no emplea energía fósil, sino solar. Uno de los roles de Bioceres es instalar el debate público sobre estas cuestiones. También para eso existe esta empresa”.

HUGO SIGMAN: Fundador y director ejecutivo del Grupo Insud, accionista de Bioceres. Conversación vía zoom, mayo de 2021: «UNA CARACTERÍSTICA DE BIOCERES es su inconformidad. Esa búsqueda de ir cada vez más cerca de la frontera tecnológica. Siempre de una forma prudente, con sabiduría y con inteligencia. Ese camino de no conformarse constituye en sí mismo un hito”.

AIMAR DIMO: Miembro del directorio de Bioceres. Conversación vía zoom, agosto de 2021: «DE BIOCERES me gusta la forma de mirar el futuro”.

FEDERICO TRUCCO: CEO de Bioceres. Conversación vía zoom, abril de 2021: «AL FINAL DEL DÍA GENTE COMÚN, con los defectos de todo el mundo, puede lograr resultados extraordinarios cuando trabaja en equipo, se anima y vence el miedo aun con cierta falta de formación y sin los recursos económicos. Para el que la mira de afuera, esta historia puede parecer un diseño perfecto, pero nada que ver. El devenir fue caótico y desorganizado, aun así tiene ciertos elementos que permitieron se construya algo que es mejor que la suma de las individualidades”.