
Otra aventura
Corría la década del ’60. En la ciudad de Nueva York el abogado Edward Packard se dedicaba cada noche a leer cuentos a sus dos hijas, y ya había agotado casi todo su acervo de clásicos cuando se le dio por imaginar las peripecias que un personaje llamado Pete enfrentaba en una isla remota. Ante una encrucijada de Pete, a Packard se le ocurrió preguntar a sus hijas que harían ellas. Y como cada una eligió un camino distinto, él terminó ingeniándoselas para relatar dos posibles finales.
El episodio hubiera muerto como mera anécdota familiar si no fuera porque el abogado pensó que a otros chicos también podría interesarles una narrativa en la que ellos mismos pudieran convertirse en protagonistas. Fue ese el origen de la saga de libros juveniles de ficción explorativa que empezó a publicarse en el ’79, llegó a tener 185 títulos y en la Argentina de los ’80 se convirtió en un boom llamado “Elige tu propia aventura”.
«¡Advertencia! este libro es diferente a los demás. Tú y sólo Tú estás a cargo de lo que sucede en esta historia. Hay peligros, elecciones, aventuras y consecuencias. Debes valerte de tus numerosos talentos y mucho de tu enorme inteligencia. Una mala decisión puede acabar en un desastre, incluso en la muerte», arrancaba el prólogo de cada historia.
La clave del furor no solo tenía que ver con la narrativa hipertextual y la posibilidad de hacer lo que uno quisiera. En el fondo latía algo más: se trataba de entender que la libertad consiste también en hacer y cargar las consecuencias de lo que se hace. Y que los finales no resultan necesariamente felices, aunque en los libros de la colección siempre era posible retroceder algunas páginas para intentar por otro camino y ser capaz al fin de hallar el oro incaico, sortear las trampas de la KGB o resolver el misterio de la casa de piedra.
El meollo de todo estaba en las decisiones.
También los 20 años de historia de Bioceres pueden abordarse como una sucesión de decisiones que la condujeron a convertirse en este holding integrado por una veintena de empresas que desenvuelven sus actividades en tres divisiones bien definidas.
El grupo es, para empezar, accionista mayoritario en Bioceres Crop Solutions, compañía listada en Nasdaq bajo el símbolo Biox que a su vez incluye un conjunto de empresas–como Bioceres Semillas, Trigall Genetics, Verdeca, Rizobacter- cuya meta común es la de aumentar la productividad agropecuaria de una forma amigable con el ambiente. Bioceres Crops Solutions comercializa insumos de alto valor tecnológico en más de 30 países y tiene subsidiarias en Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Colombia, Estados Unidos, Sudáfrica, Francia e India. Es además la compañía que junto al Conicet y la Universidad Nacional del Litoral es dueña de la tecnología HB4, el único evento biotecnológico disponible a nivel mundial para tolerancia a sequía y salinidad en soja y trigo. Dicho en términos de propósito, Bioceres Crop Solutions quiere ser la compañía que trae la resiliencia ambiental al mundo agropecuario.
La rama denominada Bioceres Tech Services incluye a Indear así como –desde el año 2020- a Agrality y TecnoSeeds, con las cuales construye el “brazo de I+D” de la compañía. La combinación de este trío de empresas constituye uno de los CROs más especializados en agrotecnologías en todo el mundo, con centros de experimentación a campo en Venado Tuerto y Pergamino (Argentina), Lafayette y Grand Forks (Estados Unidos) y más de 40 localidades satélites, a los que naturalmente se suman los laboratorios con amplísimas capacidades para desarrollar y caracterizar eventos biotecnológicos por edición o transformación genética. Bioceres Tech Services funciona como una incubadora de proyectos orgánicos, a la vez que es uno de los puntos neurálgicos del contacto con el sistema científico.
Pero la mayor novedad radica en la tercera pata del grupo, que se llama Bioceres Ventures y engloba dos flamantes fondos de inversión: SF500 y Theo1, exclusivamente dedicados a detectar, convocar, evaluar e invertir para hacer crecer emprendimientos de base científica-tecnológica de alto impacto. El porfolio de Bioceres Ventures invierte en varias empresas entre las que despuntan Moolec Science (primera plataforma industrial del mundo dedicada a la producción de proteína animal en plantas destinada a la industria alimentaria) y la ya mencionada Héritas (empresa de medicina de precisión que fusiona la experiencia en el diagnóstico genómico en humanos con nuevas iniciativas en medicina regenerativa).
A partir de sus muy particulares decisiones, Bioceres fue forjándose un camino único que la trajo hasta donde hoy está: un recorrido que le dejó una experiencia y un know how del que no tantas compañías en el mundo pueden jactarse. De ahí en más, un sendero posible consistía en emplear ese conocimiento para continuar creando empresas que permanecieran bajo su órbita de control. Otro, en recuperar esos aprendizajes pero abriendo el juego a la participación de más actores, todo con el fin de apoyar desde el momento cero las ideas y el talento para lograr que, de algún modo, florezcan mil Bioceres.

A partir de sus muy particulares decisiones, Bioceres fue forjándose un camino único que la trajo hasta donde hoy está: un recorrido que le dejó una experiencia y un know how del que no tantas compañías en el mundo pueden jactarse.
La ruta elegida tiene que ver con invertir en el desarrollo de todos los elementos que los equipos emprendedores, además del capital, hoy necesitan: desde laboratorios hasta espacios, pasando por mentores, asesores de negocios, regulaciones, comunidad de emprendedores y aceleración de exits en el mercado de capitales o con ventas a estratégicos. Se trata de generar un ecosistema, de hecho el proyecto guarda un fuerte componente de creación de comunidad. Su germen anida en Rosario, que se ha vuelto un hub natural en el terreno de la biotecnología, pero la meta es emprender desde allí una serie de historias con mirada global.
Fue en enero de 2020 que Federico Trucco, en un encuentro casual con Francisco Buchara –quien oficiaba entonces como secretario de Asuntos Estratégicos de Santa Fe, aunque años antes había trabajado como externo para Bioceres- mencionó una idea que desde hacía tiempo le so- brevolaba: la de crear un fondo de inversión abierto para apoyar el surgimiento de startups en la provincia. Buchara lo escuchó, y bingo: desde su área delineaban las bases de un programa con una lógica similar. De ahí en adelante –y pandemia mediante- se pusieron a trabajar contrarreloj: se reunieron con el gobernador Omar Perotti y con los principales referentes de la ciencia y el emprendedurismo de la provincia. Buchara terminó sumándose como líder del proyecto de parte de Bioceres. En agosto de 2021 se firmó el acuerdo de creación del fideicomiso, y de ahí en más el equipo se subió a una incesante rueda de charlas con científicos y emprendedores que entre manos traen proyectos vinculados con la conversión de residuos, el diagnóstico y tratamiento de enfermedades basados en la genómica, la trazabilidad de las cadenas productivas, las proteínas alternativas, el molecular farming y otros muchos, diversos y fascinantes campos por el estilo.
SF500 es un fondo que busca facilitar en los próximos diez años el nacimiento de 500 nuevas empresas argentinas para potenciar el desarrollo de todo un ecosistema con foco en ciencias de la vida. Surgió por iniciativa de Bioceres, la provincia de Santa Fe y diversos actores de la comunidad de innovación santafesina, y proyecta invertir a lo largo de toda la década un total de 300 millones de dólares. La idea es que este ecosistema dinámico esté compuesto por centros tecnológicos estatales, universidades nacionales, inversores, aceleradoras, startups, organizaciones de apoyo al talento emprendedor, empresas y también sistemas educativos y científicos.
Si por brillo, por persistencia, por inteligencia o por testarudez la de Bioceres es una historia que merece ser contada, entonces la creación de SF500 es esa secuela que termina de darle sentido a todo el devenir, el espacio y el momento para tomar la responsabilidad de una nueva forma de intervención, el proyecto donde todos los aprendizajes convergen. Entre la inexperiencia de enamorarse de las Arabidopsis con HB4 allá por 2003 a incubar un puñado de hoy pujantes compañías dedicadas a la ciencia sucedieron un sinfín de cosas. SF500 viene a marcar una suerte de “tercera evolución” que toma lo mejor de esa dinámica pero a la vez la vuelve más grande, más eficiente, más aceitada, más participativa. Los fondos argentinos que actualmente se enfocan a la biotecnología siguen un formato que podría calificarse de “boutique”. SF500 busca superar esa lógica moviendo el timón para avanzar en un proceso de originación grandísimo que hasta podría traer una nueva vida a nuestras ciudades.
SF500 es un fondo que busca facilitar en los próximos diez años el nacimiento de 500 nuevas empresas argentinas para potenciar el desarrollo de todo un ecosistema con foco en ciencias de la vida.



El modelo sigue 4C: la c de conectarse con la mayor cantidad de personas brillantes, resilientes y con ganas de impactar; la c de construir el ecosistema de futuras startups, la c de hacer crecer esos proyectos y la c de generar comunidad.
Jóvenes que están terminando sus carreras universitarias y tienen un proyecto de base científica. Científicos que promedian sus doctorados pero dudan de seguir la carrera de investigación. Emprendedores varios que desarrollan ideas en el espacio de las ciencias de la vida. Todos ellos hacen al público de SF500, cuya meta es invertir en los estadios más tempranos en la vida de una empresa. Para la etapa de internacionalización Bioceres engendró otro fondo de inversión diferente: se llama Theo I y funcionará como ese “socio clave” para acompañar a las startups que se originen de la mano de SF500 en el devenir del “crecimiento fuerte”, incluidas fusiones y salidas a la bolsa. Un proceso que a todas luces responde a otra lógica.
Theo I es un fondo establecido en Luxemburgo cuyo capital ronda los 200 millones de dólares. Su nombre deriva de Theodosius Dobzhansky, el célebre genetista ucraniano que acuñó la frase «Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución». De ella deriva también el slogan de Bioceres “In the light of evolution”.
Así es como en líneas generales funciona hoy la empresa, buscando operar en cuatro verticales distintos: agricultura regenerativa, biomateriales, medicina traslacional y alimentos funcionales. Una compañía absolutamente única que tras 20 años de historia se luce a la vanguardia de la sociedad del conocimiento, comprometiéndose a la vez con la generación de propiedad intelectual.
Igual que en los años que deja atrás, Bioceres seguirá decidiendo en cada página el destino de esta aventura que, en tanto el universo lanza sus dados, ofrece múltiples finales posibles. Simplemente, se trata de seguir eligiendo el propio rumbo.
Voces
SERGIO SIMONSINI, Gerente de Estrategia Corporativa y Desarrollo de Negocios en Bioceres. Conversación vía zoom, septiembre de 2021
“MÁS ALLÁ DEL SIGNIFICADO de invertir en la Argentina, donde no siempre es fácil conseguir capital para este tipo de iniciativas, SF500 tiene dos elementos interesantes. Uno es que no solo estamos posicionándonos como una pata financiera, sino que queremos trasladar a las startups el conocimiento que adquirimos durante estos 20 años para guiarlas en un camino un poquito más claro. El otro elemento es la creación del ecosistema regional, algo que va más allá de crear empleo directo, porque tenés a todos los emprendedores juntos en un mismo lugar. Casos similares se ven en Israel, o en Seattle, que tienen modelos muy eficientes”.
FRANCISCO BUCHARA, Co-founder & Managing Partner at SF500 Life Science Fund. Conversación vía zoom, septiembre de 2021
“A COLÓN NO LE PAGARON cuando llegó a América, ni cuando llegó a España, sino cuando pudo escribir la hoja de ruta que les indicaba a otros cómo arribar al ‘Nuevo Mundo’. Esto es lo mismo: un proceso en el que estamos avanzando y creando una hoja de ruta. Hay una sola empresa en Latinoamérica que tiene este recorrido, y se llama Bioceres. Tuvo proceso a veces caótico y no siempre lineal con el que ahora estamos creando un mapa para que pueda ser navegado por otros”.
LUCAS PAULTRONI, Gerente de oficina de proyectos de Bioceres Crop Solutions. Conversación vía zoom, septiembre de 2021
“AHÍ ESTÁ LA ÉPICA: logramos llevar al mundo una tecnología que nació en un laboratorio de Santa Fe. El lugar donde lo hicimos, las personas que formaron parte, los recursos que pusimos en juego: todo eso es épico. Hasta ahora solo lo habían podido hacer empresas multinacionales que son tan grandes como un país. Bioceres hoy tiene un proyecto que invita: ‘animate a hacer lo que hicimos nosotros, si tenés una idea te ayudamos y te contamos cómo lo hicimos’. Me parece que eso es cuidar la tierra en serio, incluyendo a la gente que vive en ella. Es afirmar que hay oportunidades para desarrollarnos como sociedad. Por supuesto que hay muchos obstáculos, pero hay gente que te va a apoyar, igual que otros apoyaron a Bioceres”.
GUSTAVO GROBOCOPATEL, Socio fundador y primer presidente de Bioceres. Conversación vía zoom, septiembre de 2021
“LA ESTRATEGIA DE LAS EMPRESAS no es única ni es rígida, a medida que vas caminando se van abriendo puertas y ventanas. Me parece que Bioceres es dueña de una capacidad que no tienen muchas otras empresas en Argentina para conseguir recursos y aplicarlos a compañías de ciencias de la vida. Y creo que ese es un rol importante”.
JUAN CRUZ LIZARRALDE, CEO de Agrality. Conversación vía zoom, octubre de 2021
“EN 2019 EMPEZÓ MI HISTORIA con Bioceres, a la que por supuesto conocía desde muchísimos años. El inicio fue una conversación con Gerónimo Watson. La primera vez nos encontramos en Rizobacter, él me propuso juntar fuerzas entre Indear y Agrality y me pareció súper interesante. Después fuimos bajando la propuesta a tierra, yo fui entendiendo que Bioceres necesitaba a alguien que desde adentro pudiera llevar ese negocio adelante, pero manteniendo a la vez un management independiente. Un poco parecido a como pasó con Rizobacter: el mismo mindset aplicaba a la asociación con Agrality. Y de hecho así funcionaron los últimos dos años. Lo que más destaco de Bioceres es el espíritu de constantemente estar generando, y que de alguna manera ese ‘generar algo más grande’ termine impactando en el resto. En el mercado las empresas son empresas, los dueños son dueños y cada quien defiende lo suyo. Pero en Bioceres me encontré con un espíritu nada mezquino y muy constructivo, una confianza plena y cien por ciento apoyo. Me parece que este encuentro está siendo un win win total”.
FEDERICO TRUCCO, CEO de Bioceres. Conversación telefónica, septiembre de 2021
“EL PRIMER CONCEPTO detrás de todo esto es que no estamos en la carrera de crear un gran conglomerado que de principio a fin controle cadenas de valor enteras. Lo que queremos es generar un ecosistema de compañías independientes que se animen a desafiar el statu quo y que sean capaces de recrear una dinámica mucho más positiva en el uso de la energía que hacemos los seres humanos. Si podemos multiplicar el impacto, si podemos crear 500 empresas con un recorrido similar al nuestro, creo que nuestra capacidad para producir un cambio cultural va a ser mucho más contundente”.